Tristeza

Hoy que me han hecho polvo el corazón paseo por las mismas calles por las que pasé con él tantas veces. Sólo que esta vez siento las aristas de los adoquines a través de la fina suela de mis sandalias. Será que antes pasaba flotando, sobrevolando los peligros, inconsciente y fascinada por su presencia a mi lado.
Ahora que voy sola hacia mi casa, y ya no hay parada en la de él, me siento vacía. Una lágrima resbala por mi cara, y cae en un adoquín, y yo creo oírla chocar contra el suelo, "cling", para acto seguido aplastarla con mi pie que venía arrastrándose por detrás. Pero cuando miro de nuevo ya se ha desintegrado bajo los implacables 40 grados de julio. Tampoco es una gran pérdida, aún me quedan unas cuantas. Las voy desperdiciando, dejando un rastro de tristeza por la calle, como un pulgarcito abatido dejaría sus migas de pan.

Comentarios

Golfo ha dicho que…
Por alguna extraña razón. Los días de ruptura suele hacer un sol radiante. Hasta el punto que en días buenos me digo "Ey, este es un buen día para el desamor".
También en el interior se enciende una luz y te vuelves sensible a todo, registras cada detalle con asombrosa facilidad: los colores, las aristas, el sonido de los zapatos de la señora que ha pasado y el rumor de un perro que bebe alegremente bajo alguna mesa de la terraza...
...la realidad que empieza a ser otra y te sorprende de pronto, la esquina invisible que se dobla, esa traumática revelación de una vida nueva e incierta.
Calíope ha dicho que…
Creo que en esos momentos empiezas a percibir los estímulos que ignorabas cuando otro ser acaparaba todos y cada uno de tus sentidos.
¿Si no ves más que a él, o ella, cómo harás para mirar a tu alrededor?

El desamor nos hace más conscientes de la realidad, la otra realidad, la que viven los demás, de la que ya no te acordabas. Es trágico y traumático, pero necesario.
Qué le vamos a hacer.

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