Notas al pie de página

Una vez conocí a un chico. Lo quise más de lo que había querido a nadie en mi vida. Cada segundo con él era maravilloso, como en una película antigua con banda sonora de Lou Reed y David Bowie. Wild is the wind, se habría titulado.
Eligió a otra. Nunca la conocí, pero estoy segura de que debe ser una chica estupenda. O eso quiero pensar. Sin embargo, sé que nunca fue suyo del todo. Lo sé porque ese chico me escribió tres canciones, por como me mira cada vez que nos encontramos por casualidad y porque no puede evitar alargar el brazo para tocarme, aunque sea levemente. Yo no quisiera estar con alguien que mira así a otra persona.

Nunca soy la elegida. Las otras chicas lo son. Esas con el pelo perfecto, siempre alegres y guapas en sus fotos de facebook, esas que mandan emoticonos con corazones.
Me pregunto por qué no soy yo. A veces creo que en el fondo no quiero ser yo la elegida, que mi amor y mi deseo yacen en la incertidumbre. La certeza de una vida junto a alguien, la seguridad y el "felices para siempre" me aterran. Mi cinismo me dice que si mi deseo se cumpliera no sería feliz, el amor que creo sentir se desvanecería pronto dejando lugar a la infelicidad de una vida previsible y anodina.
Otras veces pienso que mi cinismo boicotea mi posible felicidad. Boicoteo mis relaciones a favor de mi eterna libertad. Quizá es que solo cambiaría libertad por rutina* si ésta llevara una enorme nota al pie de página.

Nota: *si la rutina es contigo.

Comentarios

Entradas populares