Poema del amor efímero

Me besa el cuello como solo él sabe.
Siento escalofríos cuando lo hace,
reconfortada por el calor de su cuerpo grande y tibio a mi espalda,
en la comodidad de su cama queen-size.
Me gustan sus manos acariciando mis muslos por debajo de las sábanas,
con esa tensión expectante de saber lo que va a pasar
pero yendo muy despacito
para que no se estropee.
Yo lo disfruto,
sonrío para mí,
lo miro de reojo y no puedo evitar preguntarme
si será él quien acabe con todo
o si seré yo.

Antes de responderme me doy la vuelta y lo beso.

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