Soledad
Hay algo maravilloso acerca de dormir sola. Extenderse como un aspa, encontrar espacios libres, frescos aún, sin la marca de otro cuerpo, como si siempre hubiera un trozo de cama por explorar, virgen.
De la misma manera hay algo maravilloso acerca de vivir sola. No creo haber echado nunca de menos a alguien en la soledad de mi salón. Lo acaparo todo, ocupo el espacio de todas las maneras posibles: con mi cuerpo, con mis libros, con música... Voy de un lado a otro sin preocuparme por nada ni nadie; como cuando tengo hambre, sin prisa, sin esperar. Me visto, me desvisto. Ordeno todo solo por el placer de volver a desordenarlo. Cuando quiero silencio simplemente me callo. Cuando quiero ruido, subo el volumen.
En mi soledad encuentro la máxima expresión de mi libertad. Encerrada en mi casa conmigo misma me hago buena compañía.
Sí, es algo fantástico.
De la misma manera hay algo maravilloso acerca de vivir sola. No creo haber echado nunca de menos a alguien en la soledad de mi salón. Lo acaparo todo, ocupo el espacio de todas las maneras posibles: con mi cuerpo, con mis libros, con música... Voy de un lado a otro sin preocuparme por nada ni nadie; como cuando tengo hambre, sin prisa, sin esperar. Me visto, me desvisto. Ordeno todo solo por el placer de volver a desordenarlo. Cuando quiero silencio simplemente me callo. Cuando quiero ruido, subo el volumen.
En mi soledad encuentro la máxima expresión de mi libertad. Encerrada en mi casa conmigo misma me hago buena compañía.
Sí, es algo fantástico.
Comentarios
Qué extraña relación blogosférica tenemos vos y yo :) Siento decirte, o me alegra quizá, que ya no vivo sola, que ahora soy yo la que te entiende a ti porque me mudé a Australia hace 3 meses y estoy compartiendo piso. Bueno, una casa de esas enormes con suelos de madera y una higuera en el jardín. Hay cosas buenas en compartir espacios también, aunque mantengo mi habitación como un fuerte de soledad. No pasarán!